“No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, LEVÁNTATE Y ANDA”. Hechos 3:6
En el año 1984 se celebró en la Iglesia Nazaret de San Salvador, el Primer Congreso Misionero de esta naturaleza en Centroamérica. “Misión 84” tenía como meta estimular a un movimiento y a una visión misionera con impacto mundial. Deseaba que cada congresista de deferentes países fuera una chispa que encendería el fuego misionero en su propia nación. Gracias a Dios se logró y desde entonces decenas de candidatos han respondido al llamado y han estado dispuestos a ir a los no alcanzados hasta lo “último de la tierra”.
Misiones no está basada en oro o plata. Como cristianos, seguidores de nuestro Señor Jesucristo. ¿Qué es lo que tenemos?:
- Un mensaje glorioso… que nos salva.
- Un poder transformador… que nos levanta.
- Un propósito en la vida… que nos hace andar.
El cojo de nacimiento sintió sus pies y tobillos afirmados y saltando se puso de pie y entró al templo. Allí siguió andando, saltando y alabando.
Así Dios extiende su mano derecha a su pueblo para que nos levantemos y andemos en obediencia a su llamado. “Levántate y anda” no es una opción; es una demanda a poner nuestra mente, corazón y voluntad a la disposición del Señor.
“Levántate y anda” es una comisión.
“Levántate y anda” es un compromiso.
“Levántate y anda” es un reto.
Es nuestra oración que cada domingo misionero usted pueda escuchar la voz de Dios y como el profeta Isaías pueda usted responder “Heme aquí, envíame a mi” (Isaías 6:6-8).